lunes, 6 de enero de 2014

Vórtices en huellas del Big Bang que pueden albergar datos sobre éste

Mediante el SPT (South Pole Telescope), emplazado en la Antártida, se ha conseguido detectar por vez primera una sutil distorsión en el Fondo Cósmico de Microondas, el eco del Big Bang, por así decirlo. A través de análisis profundos de estas distorsiones es factible conocer mejor el universo antiguo e incluso obtener datos reveladores sobre los primeros momentos de su formación.

El equipo de John Carlstrom, de la Universidad de Chicago en Estados Unidos, observó lo que puede describirse como vórtices en la polarización del Fondo Cósmico de Microondas. Estos patrones observados, conocidos como "Modos B", son causados esencialmente por la acción de lentes gravitacionales, un fenómeno que se produce cuando la trayectoria de la luz se dobla debido a objetos masivos, de modo comparable a lo que ocurre cuando una lente enfoca la luz.

En palabras de Carlstrom, la detección de la polarización de Modo B por el SPT es un hito importante, un logro técnico que deja vislumbrar la emocionante física que se está acercando en el horizonte científico.

El Fondo Cósmico de Microondas es un mar de fotones dejado por el Big Bang que impregna todo el espacio a una temperatura de 270 grados centígrados bajo cero, apenas unos 3 grados por encima del cero absoluto. Las mediciones de esta antigua luz ya han dado a los físicos muchos y muy valiosos conocimientos sobre las propiedades del universo. A las pequeñas variaciones en la temperatura de este mar de fotones se las ha cartografiado cuidadosamente por todo el cielo mediante múltiples experimentos, y los científicos están buscando aún más información en la luz polarizada.

La luz se polariza cuando sus ondas electromagnéticas están orientadas preferentemente en una dirección particular. La luz del Fondo Cósmico de Microondas se polariza principalmente debido a la dispersión de fotones en el universo temprano. Los patrones de polarización que resultan son de un tipo en el que no hay vórtices, y que se conoce como "Modos E", los cuales han resultado ser más fáciles de detectar que los Modos B, más tenues.


La simple dispersión de fotones no puede generar los Modos B, que emergen a través de un proceso más complejo, de ahí el interés de los científicos en su medición. El efecto de lente gravitacional, como se predijo hace tiempo, puede tornar a los Modos E en Modos B a medida que los fotones cruzan por galaxias y otros objetos masivos en su camino hacia la Tierra.

El estudio cuidadoso de los más asequibles de entre los Modos B ayudará a los físicos a conocer mejor la formación del universo. Los patrones se pueden utilizar para cartografiar la distribución de la masa del universo y, por lo tanto, definir con mayor precisión propiedades cosmológicamente importantes como las masas de los neutrinos, esas pequeñas partículas elementales presentes por todo el cosmos.

Por otra parte, Modos B más escurridizos proporcionarían evidencias contundentes de la Inflación Cósmica, el período turbulento que, según se cree, existió en los instantes posteriores al Big Bang, cuando el universo se expandió muy rápidamente. La Inflación Cósmica es una teoría bien considerada entre los cosmólogos porque sus predicciones concuerdan con las observaciones, pero hasta ahora no se ha obtenido una confirmación definitiva de la teoría. Medir los Modos B generados por la Inflación Cósmica es una posible forma de despejar las dudas.

"La detección de una señal primordial de polarización de Modo B en el fondo de microondas sería lo más parecido a encontrar los primeros temblores del Big Bang", declara Duncan Hanson, de la Universidad McGill en Canadá y miembro del equipo de investigación.



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