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domingo, 25 de mayo de 2014

La rutina alimentaria llevó a la extinción a los hominoideos de Europa

La especialización alimentaria que permitió la expansión de los hominoideos de África hacia Eurasia hace 14 millones de años también parece haber sido responsable de su desaparición. Un estudio publicado en PLOS ONE por un equipo de investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (España) infiere la dieta de cinco especies de hominoideos de la Península Ibérica a partir del microdesgaste que presentan sus dientes e integra los resultados con los de otras especies del este de Europa. Un cambio climático habría reducido la disponibilidad de su alimento principal y las especies no se habrían adaptado a otros recursos alimentarios.

Después de una radiación inicial en África hace 23 millones de años, los homínidos empezaron a dispersarse por Eurasia hace 14 millones de años donde se diversificaron dando lugar a numerosas especies. La mayor muestra de esta diversidad la encontramos en los yacimientos catalanes del Vallés-Penedés, que desde mediados del siglo XX han proporcionado nuevas especies de este grupo como Pierolapithecus catalaunicus (el hominoideo encontrado en Els Hostalets de Pierola y descrito por el espécimen conocido popularmente como Pau), Anoiapithecus brevirostris (el único representante de la cual recibe el apodo de Lluc) o Hispanopithecus laietanus (hace 9 millones de años y a menudo representado por el espécimen llamado Jordi).

Aunque se han publicado numerosos artículos sobre diversos aspectos paleobiológicos y ecológicos de estas especies (tipo de locomoción que presentaban, cómo era el ecosistema donde vivieron, etc.), hasta ahora no se había estudiado su dieta a partir de las marcas que los alimentos dejaron en sus dientes. Cada tipo de alimento produce una abrasión microscópica característica en el esmalte dentario que los paleontólogos pueden identificar y asociar a un tipo de dieta mediante la comparación con especies actuales de dietas conocidas, haciendo cierta la frase: “somos lo que comemos”.


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El análisis de estas marcas de desgaste ha revelado que las diferentes especies de hominoideos del Mioceno presentaban una alimentación diversa y no basada en hojas y brotes, como se pensaba hasta ahora. Mientras que Pierolapithecus catalaunicus comía alimentos duros (como podían ser frutos con cáscara o semillas), otros como Hispanopithecus preferían frutos más blandos. Asimismo, otras especies habrían alternado una combinación de ambos tipos de alimento en función del ambiente donde vivían, algo poco común en las especies actuales de primates.

En esta investigación, publicada en la prestigiosa revista PLOS ONE por un equipo de investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont encabezado por Daniel DeMiguel, especialista en desgaste dental y reconstrucción dietética, también se ha analizado la dieta de otras especies de hominoideos del este de Europa y que también presentan este patrón de especializaciones, aunque con algunas diferencias. Mientras que las especies catalanas se alimentaban principalmente en los árboles (como lo haría el orangután actual), éstas pasaban más tiempo en el suelo. En algunos casos, no parece haber claros análogos actuales en cuanto a dietas se refiere.


El estudio relaciona esta diversidad en la dieta con el inicio de un cambio climático, que se habría vuelto más frío y con una estacionalidad más marcada. "Cuanto más plástica es una especie, más capacidad de adaptación tiene ante una crisis ambiental. Así que, probablemente, los hominoideos desarrollaron diferentes dietas como respuesta a una gran variedad de ecosistemas que aparecieron tras el cambio climático, hecho que les fue también útil para minimizar la competencia entre ellos", explica Daniel DeMiguel. En algunos casos, la especialización alimentaria también estaría vinculada con el desarrollo de nuevas capacidades locomotoras. Así por ejemplo, las adaptaciones a la suspensión de Hispanopithecus le habrían permitido llegar más fácilmente a las ramas terminales para alimentarse.

Curiosamente, esta especialización en la dieta que les permitió adaptarse a diversos ambientes y les permitió sobrevivir, también podría haber sido la causa de su extinción. Cuando los cambios en el clima se hicieron más acusados, los hábitats de estas especies se fragmentaron y sus alimentos favoritos comenzaron a escasear durante largas épocas del año. En Europa central y occidental, estas especies no habrían sido capaces de adaptarse a otros tipos de alimentación y se extinguieron hace entre 12 y 9 millones de años, mientras que las especies del este de Europa sobrevivieron hasta hace 7 millones de años.



http://noticiasdelaciencia.com/not/10444/la_rutina_alimentaria_llevo_a_la_extincion_a_los_hominoideos_de_europa/

viernes, 16 de mayo de 2014

Un esqueleto adolescente hallado en México pertenece a una de las primeras habitantes de América

Descifrar el linaje de los primeros pobladores de América ha supuesto un desafío para los científicos. Hasta el momento, al estudiar la genética se creía que los indígenas americanos o amerindios modernos descienden de los siberianos que migraron hacia Beringia oriental –la masa de tierra que conectaba Asia y América del Norte– hace entre 26.000 y 18.000 años. Estos primeros pobladores americanos se habrían propagado después hacia el sur.

Sin embargo, el primer linaje americano continúa siendo un tema de debate académico debido a que las características faciales de los esqueletos americanos más antiguos no son similares a los de los indoamericanos modernos.

Un artículo que publica la revista Science describe un esqueleto descubierto en la cueva Hoyo Negro, sumergida en la Península de Yucatán en México, que pertenece a uno de los primeros americanos.


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El hallazgo arroja nueva luz a una discusión de décadas entre arqueólogos y antropólogos. Los restos pertenecen a una chica joven que han llamado "Naia" y tienen una antigüedad de entre 12.000 y 13.000 años.

“Los amerindios modernos se parecen mucho a las poblaciones de China, Corea y Japón, pero los esqueletos de los americanos más antiguos no. Estos últimos tienen cráneos más largos y angostos que los de los amerindios posteriores, y las caras más pequeñas y cortas, lo que hace que se parezcan más a las sociedades actuales de África, Australia, y la Cuenca del Pacífico Sur”, explica el antropólogo, arqueólogo y paleontólogo James Chatters, dueño de la firma de consultoría forense Applied Paleoscience que lidera el estudio.


“Esto ha dado como resultado –añade Chatters– la especulación de que quizá los primeros americanos y los amerindios provinieron de diferentes lugares de origen, o emigraron de Asia en diferentes etapas en su evolución”.

Un rompecabezas complicado de descifrar por lo difícil que es encontrar esqueletos paleoamericanos intactos con el fin de su estudio. “Los esqueletos paleoamericanos son raros por diversas razones. Las poblaciones eran escasas, nómadas y enterraban o incineraban a sus muertos donde yacían, lo que hace que las ubicaciones de las tumbas sea impredecible. Además, los procesos geológicos han destruido o enterrado profundamente sus tumbas”, asegura el paleontólogo.

La investigación de los restos sugiere que América no fue colonizada por eventos de migración separados, procedentes de diferentes partes de Eurasia; o múltiples eventos de colonización a partir de Beringia.

Según sus conclusiones, los primeros americanos representan una expansión de la población de Beringia y esto corrobora la hipótesis de que ambos, paleoamericanos y nativos americanos, provienen de una sola población.

“Este proyecto es emocionante por muchas razones: la hermosa cueva, los esqueletos de animales hallados increíblemente bien conservados, el esqueleto humano tan completo, el éxito de nuestra innovadora propuesta de datación... Pero para mí, lo más importante es que finalmente tenemos una respuesta, después de veinte años, a una pregunta que me ha intrigado desde mi primer vistazo al Hombre de Kennewick [los restos de un hombre de 9.500 años de antigüedad hallados en la región de Washington, EE UU]”, concluye Chatters. 



http://noticiasdelaciencia.com/not/10390/un_esqueleto_adolescente_hallado_en_mexico_pertenece_a_una_de_las_primeras_habitantes_de_america/

Hallada la especie más joven de diplodócido conocido y la única de Sudamérica

Científicos de Argentina han encontrado una nueva especie de dinosaurio saurópodo, nombrada como Leinkupal laticauda, el único registro de la familia de los diplodócidos (Diplodocidae) en América del Sur y último de ellos que sobrevivió en el mundo, ya que los de otros continentes son más antiguos. El trabajo se acaba de publicar en la revista PLOS ONE y  de un dinosaurio de pequeño tamaño en comparación con los de su estirpe, pero con una poderosa cola.

Para seguir la pista a este descubrimiento hay que remontarse algunos años, según la información que los autores le han proporcionado a DiCYT. Hacia fines de los años 90, el famoso paleontólogo argentino José Fernando Bonaparte comenzó a destacar la importancia que tenían las rocas del principio del Cretácico para entender la historia de los dinosaurios, como las de la formación geológica conocida como Bajada Colorada, sobre el valle medio del río Limay, en la Patagonia Norte, donde descubrió fósiles de unos 130 millones de años atrás.


[Img #19843]Más tarde, uno de sus discípulos, Sebastián Apesteguía, junto con Pablo Gallina, investigadores de CONICET en la Fundación Félix de Azara, de la Universidad Maimónides, se asociaron con el equipo paleontológico del Museo Municipal Ernesto Bachmann, de Villa El Chocón (Neuquén) formado por Alejandro Haluza y Juan Canale, con el fin de explorar rocas que hubieran sido depositadas bien al principio del Cretácico, hace alrededor de 140 millones de años. Curiosamente, esta campaña fue financiada en parte por la Jurassic Foundation, fundación estadounidense formada con los activos recaudados por la película Parque Jurásico.

Nada más comenzar los trabajos en 2010, hallaron un sitio con huesos muy deteriorados por la erosión y empezaron a trabajar con la esperanza de que aparecieran algunos en mejor mantenimiento. Los restos hallados ese año y en las campañas de 2012 y 2013 se acumularon en el laboratorio de preparación fosilífera del museo Bachmann de Villa El Chocón. Cuando los técnicos del laboratorio de paleontología comenzaron a componer las piezas se llevaron una sorpresa: los materiales no correspondían con ninguno de los grupos de dinosaurios conocidos hasta el momento.


El material estudiado es un esqueleto desarticulado y entremezclado con huesos de otro dinosaurio, por lo que debió analizarse con cuidado la anatomía del espécimen para poder determinar cuáles huesos le pertenecían y cuáles no. De entre los huesos descubiertos se ha nombrado a una vértebra de la cola como material tipo, o portador de la denominación del dinosaurio, mientras que el resto del espécimen estudiado está compuesto por tres vértebras del cuello, una de la espalda y cuatro más de la cola.

El análisis filogenético, es decir, de las relaciones de parentesco, muestra que Leinkupal era un Diplodocidae bien definido, del subgrupo de los diplodocinos, como el conocido Diplodocus de Norteamérica o el africano Tornieria. Leinkupal es el único dato registrado de un diplodócido para Sudamérica.

La historia de los brontosaurios, nombre común de los Diplodocidae, con sus larguísimos cuellos y colas, se ha escrito sobre todo en el Hemisferio Norte. Son los dinosaurios más conocidos de Norteamérica, probablemente por estar presentes en series y películas, desde Los Picapiedra a los colosos por entre cuyas patas pasaban en moto en Jurassic Park 2. Sus fósiles se han hallado en abundancia en rocas del Jurásico Superior de Estados Unidos. Ese fue el mejor momento de los diplodócidos, hace entre 144 y 200 millones de años. Numerosas especies poblaban Norteamérica, la península ibérica, e incluso un continente austral: África, el único registro en el Hemisferio Sur hasta ahora y su última señal, porque a finales del Jurásico parecían haberse extinguido en todo el mundo.

Los 8 o 9 metros que debía medir el Leinkupal son diminutos en comparación con sus parientes del Jurásico de Norteamérica que alcanzaban los 20 metros de longitud. Además, el hallazgo de dientes sueltos en la misma localidad sugiere que otros saurópodos estaban también presentes. Parientes lejanos son los rebaquisáuridos, con sus hocicos anchos, y los dicreosáuridos, con sus lomos espinosos, que sí se han encontrado en Argentina.


A pesar de su modesto tamaño, su cola era aún más poderosa que la de sus otros parientes brontosaurios. Las vértebras de la cola, principales características de Leinkupal, son muy anchas y neumatizadas (con cavidades donde alojaba sacos con aire), donde se insertaban fuertes músculos que le permitían dar poderosos coletazos laterales, de un modo aún más marcado que el de otros diplodócidos.

En la zona afloran rocas de unos 140 millones de años de antigüedad, conocidas como Formación Bajada Colorada, depositadas en una época en la que, como aún no existía la cordillera de los Andes, y el océano Atlántico comenzaba a esbozarse, la región de Neuquén era bañada por el océano Pacífico. Los dinosaurios imperantes eran bastante diferentes de los del Cretácico Superior (saurópodos titanosaurios y terópodos abelisaurios) que luego se harían tan conocidos en Neuquén. Aquí, apenas culminado el período Jurásico e iniciado el Cretácico, el mundo era diferente. Los dinosaurios carnívoros incluían principalmente a parientes de los alosaurios, mientras que los saurópodos de cuello largo estaban integrados por formas variadas que incluían grandes parientes de los braquiosaurios.

Gran parte de la evidencia apunta a que los primeros diplodócidos se habrían originado en el Jurásico, y que prosperaron y evolucionaron aisladamente tras la separación de Pangea (en Laurasia al norte y Gondwana al sur) y la formación del desierto, lo que dio como resultado que se originaran grupos característicos para cada región. De los del sur sólo conocemos hasta el momento uno de África y uno en Patagonia: Tornieria africana y Leinkupal laticauda.



http://noticiasdelaciencia.com/not/10381/hallada_la_especie_mas_joven_de_diplodocido_conocido_y_la_unica_de_sudamerica/

Organismo enigmático de más de 500 millones de años atrás

Se ha presentado públicamente el hallazgo y análisis de un fósil de una extraña criatura que participó en la ya de por sí extraña biota de Ediacara, un conjunto de seres fosilizados los cuales constituyen el complejo más antiguo de organismos multicelulares que vivieron en los océanos de hace entre 575 y 542 millones de años, es decir, antes de la Explosión Cámbrica de aparición de nuevas especies, incluyendo la mayoría de los filos de animales. Estos organismos de Ediacara no tienen una relación de antepasados-descendientes con los animales cámbricos, y la mayoría de ellos se extinguió antes de la Explosión Cámbrica.

El organismo descubierto e investigado por Mary L. Droser, de la Universidad de California en la ciudad estadounidense de Riverside, Lucas V. Joel, ahora en la Universidad de Michigan en la ciudad estadounidense de Ann Arbor, y James G. Gehling, del Museo del Sur de Australia en Adelaida, ha recibido el nombre de Plexus ricei. Tenía forma de tubo curvado, y residía en el suelo marino. Los individuos de Plexus ricei tenían un tamaño que iba de los 5 a los 80 centímetros de largo, y de 5 a 20 milímetros de ancho. Junto con el resto de la biota de Ediacara, apareció en la historia evolutiva hace alrededor de 575 millones de años y desapareció del registro fósil hace unos 540 millones de años, justo hacia el momento de la Explosión Cámbrica.


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El Plexus era distinto a los demás fósiles conocidos del Precámbrico. Las afinidades filogenéticas de este organismo son inciertas. Aparentemente, ya tenía simetría bilateral (hoy muy común en especies, incluyendo al Ser Humano), en una época cuando los seres con este modo de simetría estaban apenas apareciendo en este planeta. Sin embargo, una falta de extremos anterior y posterior definidos hace difícil catalogarlo. Su aspecto, sin embargo, era similar al de un gusano platelminto moderno.

Los fósiles de Ediacara son extremadamente desconcertantes: No se parecen a ningún animal que viva hoy en día, y las relaciones evolutivas que tienen lugar entre ellos mismos no se conocen demasiado bien.



http://noticiasdelaciencia.com/not/10361/organismo_enigmatico_de_mas_de_500_millones_de_anos_atras/

jueves, 8 de mayo de 2014

Con tamaños pequeños, los dinosaurios evolucionaron más

En un estudio en el que sus autores han "pesado" a cientos de dinosaurios y han tenido en cuenta otras muchas de sus características, se ha llegado a la conclusión de que la disminución del tamaño de sus cuerpos pudo ayudar al grupo del que derivan las aves a continuar explotando nuevos nichos ecológicos a través de su evolución, y a alcanzar el enorme éxito que sus descendientes alados tienen hoy.

La investigación es obra de un equipo internacional, liderado por científicos de la Universidad de Oxford en el Reino Unido y el Museo Real de Ontario en Canadá.

El equipo de Roger Benson, de la Universidad de Oxford, estimó la masa corporal de 426 especies de dinosaurios, basándose en el grosor de los huesos de sus patas. Los científicos hallaron que los dinosaurios mostraron rápidos ritmos de evolución de su tamaño corporal poco después de su aparición, hace 220 millones de años. Sin embargo, éstos disminuyeron pronto su velocidad: sólo la línea evolutiva que llevó hacia los pájaros continuó cambiando el tamaño a este ritmo, y siguió haciéndolo durante 170 millones de años, produciendo una nueva diversidad ecológica no vista en otros dinosaurios.

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El equipo dirigido desde la Universidad de Oxford ha estudiado cómo evolucionaron los dinosaurios de cada tamaño. Todo apunta a que la disminución de su corpulencia ayudó al grupo que desembocó en las aves a continuar explotando nuevos nichos ecológicos a lo largo de su evolución.

La tendencia resultó especialmente remarcable en casos como el de los dinosaurios con plumas del clado Maniraptora. Estos incluyen al Velocirraptor, famoso desde su atemorizante recreación artística en la saga de "Parque Jurásico" (Jurassic Park), así como a otros dinosaurios aviarios, cuyo peso iba desde los 15 gramos hasta las 3 toneladas, y cuya alimentación era carnívora, herbívora, u omnívora.


http://noticiasdelaciencia.com/not/10322/con_tamanos_pequenos__los_dinosaurios_evolucionaron_mas/

El canibalismo en Atapuerca servía para controlar los recursos ante otros grupos de la misma especie

Desde que en 1994 se descubrieron los primeros restos de Homo antecessor las investigaciones sobre los episodios de canibalismo que se sucedieron en el nivel TD6 -2 del yacimiento de Gran Dolina, en Atapuerca (Burgos, España) no han parado. En este estrato, de entorno a los 800.000 años de antigüedad, han aparecido más de 160 fósiles de esa especie con marcas de corte realizadas con las herramientas líticas y con fracturación intencionales, siendo el caso de canibalismo conocido más antiguo. Los restos de homininos de este conjunto están procesados y consumidos por otros congéneres, como lo demuestran las mordeduras humanas observadas. Ahora, una nueva investigación aporta más luz sobre este comportamiento.

La nueva investigación sobre el canibalismo en Atapuerca ha constado, por un lado, que la práctica del canibalismo se realizaba en ocupaciones de larga duración para tener el control sobre los recursos del entorno, a modo de competencia entre grupos de individuos de la misma especie.

Además, se ha concluido que en presencia de los humanos los grandes carnívoros sociales que compartían el entorno de la Sierra de Atapuerca con los homínidos permanecían alejados de la Gran Dolina. Son dos aportaciones que se dan a conocer en la prestigiosa revista Quaternary Science Reviews, en un artículo que tiene como primera firmante a Palmira Saladié, investigadora del IPHES.


[Img #19702]El equipo que ha estudiado el caso ha llegado a estas conclusiones después de haber analizado los restos de Homo antecesor mencionados y 4.412 de fauna.

Uno de los principales ejes de la nueva investigación ha sido profundizar en las señales registradas en huesos consumidos y modificados por los grandes carnívoros que existieran junto a Homo antecesor y los individuos que se los zampaban, culminando de esta manera una serie de investigaciones realizadas desde de la zooarqueología y la tafonomía, que se encargan del análisis de las alteraciones que han sufrido los fósiles y de su interpretación.

De esta manera se ha podido constatar que en TD6-2 se acumulan y mezclan los restos de diferentes episodios en los que se dieron diferentes conductas. "Así queda claro que los carnívoros sólo accedieron a la cueva en los momentos que no estaban los homininos y consumían los restos de los animales que aquéllos habían abandonado. Los carnívoros no accedieron nunca sobre los restos de los homininos", puntualiza Palmira Saladié.


"Esto nos ha permitido determinar que el canibalismo está asociado a ocupaciones territoriales de larga duración", señala la misma investigadora.

Estos dos factores sugieren que el canibalismo se produjo en un entorno en el que había un cierto nivel de competencia intraespecífica (o sea, entre miembros de la misma especie, en este caso, los propios homininos). "Estos rasgos ponen a los homininos del Pleistoceno Inferior Europeo en la parte superior de la cadena alimentaria e indican que ellos podrían controlar los recursos animales, incluso cuando los carnívoros estaban por los alrededores", indica Saladié.

Aún así, descuartizar un animal una vez cazado al aire libre podía entrañar peligro ante la presencia de animales como grandes felinos (tigres dientes de sable) o hienas. Un espacio cerrado, como en el complejo kárstico de la Sierra de Atapuerca, podría ser un refugio adecuado para descuartizar y consumir sus presas, reduciendo el nivel de riesgo que podían acarrear otros depredadores.

La capacidad de control de los recursos y de mantener alejados a este carnívoros de la Gran Dolina, permite situar los homininos de hace un millón de años en lo alto de la cadena trófica.



http://noticiasdelaciencia.com/not/10306/el_canibalismo_en_atapuerca_servia_para_controlar_los_recursos_ante_otros_grupos_de_la_misma_especie/

sábado, 3 de mayo de 2014

Rápida y asombrosa reaparición de grandes depredadores tras la peor extinción de la historia

La mayor extinción masiva de todos los tiempos se desencadenó hace 252 millones de años, a fines del periodo Pérmico. El cataclismo eliminó casi el 90 por ciento de toda la vida acuática. Hasta ahora, se creía que los ecosistemas acuáticos se recuperaron de forma gradual de esta catástrofe a lo largo de un largo período de entre 8 y 9 millones de años, y que los grandes depredadores en la cúspide de la cadena alimentaria fueron los últimos en reaparecer.

Un equipo de paleontólogos de las universidades de Zúrich en Suiza y Utah en Estados Unidos, demuestran en su nuevo estudio que las redes alimentarias durante el Triásico Temprano no se recuperaron por etapas. Grandes depredadores como, por ejemplo, anfibios parecidos a cocodrilos, y más tarde los precursores de los plesiosaurios y los ictiosaurios, ya buscaban presas en los océanos poco después del final de la extinción masiva. Esas bestias estaban en la cima de la cadena alimentaria y comenzaron a desempeñar su papel de depredadores supremos muy poco después de la gran extinción.


[Img #19626]La longitud de las cadenas alimentarias no se acortó debido a la extinción masiva del final del Pérmico. Ni hay señales de una reaparición gradual de las pirámides tróficas clásicas desde la base hasta la cima.

Torsten Scheyer, Carlo Romano, Jim Jenks y Hugo Bucher han refutado también una segunda teoría. Con anterioridad se había supuesto que los depredadores marinos estuvieron creciendo continuamente desde principios hasta mediados del Triásico, culminando en la aparición de los grandes depredadores. El nuevo estudio demuestra que ya había grandes depredadores cazando en los mares en el Triásico Temprano.

La gran extinción masiva de finales del Pérmico llevó, eso sí, a una composición totalmente nueva de la categoría de grandes depredadores. En el periodo Pérmico, los depredadores supremos eran peces. Tras la Gran Extinción, entre los depredadores supremos había peces, pero también bestias tales como anfibios similares a cocodrilos.



http://noticiasdelaciencia.com/not/10269/rapida_y_asombrosa_reaparicion_de_grandes_depredadores_tras_la_peor_extincion_de_la_historia/

domingo, 27 de abril de 2014

Los neandertales tenían menor diversidad genética que los humanos actuales

Una investigación, en la que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en España, ha analiza los exomas –la parte del genoma que codifica para las proteínas– de un denisovano y de tres individuos neandertales de tres regiones diferentes: la cueva de El Sidrón, en Asturias, la cueva de Vindija, en Croacia, y la cueva de Denísova, en Siberia. 

“El exoma de los tres neandertales junto con el del individuo de Denísova ha permitido por vez primera identificar los cambios de aminoácidos derivados compartidos por estos homínidos arcaicos y que no ocurren, o lo hacen en muy baja frecuencia, en los humanos actuales. Estos resultados son de gran interés ya que abren la puerta a la identificación de la base genética de los cambios fenotípicos producidos en los procesos evolutivos”, explica el investigador del CSIC Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

El estudio aborda por vez primera la identificación de los genes potencialmente responsables de los cambios físicos de los homínidos arcaicos y de los humanos recientes.

La comparación de los exomas fósiles con los de varios humanos modernos de África, Europa y Asia muestra que el linaje común de denisovanos y neandertales acumuló un buen número de mutaciones en los genes que controlan la forma del esqueleto (cara, paladar, occipital, tórax, extremidades, etc.), distribución del pelo,metabolismo y sistema cardiovascular.


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“Curiosamente, los cambios que afectan específicamente al linaje de los neandertales, después de su separación con los denisovanos, está en relación con genes incluidos en la categoría de hiperlordosis. Se sabe por estudios de anatomía comparada que los neandertales tenían una curvatura lumbar reducida.

Por el contrario, en el linaje de Homo sapiens, el cambio genético se concentra fundamentalmente en ciertos genes implicados en el comportamiento y en la pigmentación de la piel. En este último caso, las mutaciones detectadas pueden estar relacionadas con las diferencias en la pigmentación de la piel en poblaciones actuales” añade Rosas.

El trabajo también desvela que los neandertales estaban distribuidos en pequeños grupos alejados unos de otros y que esas pequeñas poblaciones locales presentaban ligeras diferencias entre ellas. Esto, apunta el investigador del CSIC, podría deberse a que las relaciones endogámicas dentro de esos pequeños grupos de neandertales pudieron ser más comunes de lo que son en los humanos actuales.


Por último, esta investigación revela que a lo largo del proceso evolutivo, en el linaje sapiens se han producido mutaciones en genes que afectan en el ámbito de la agresividad y de la hiperactividad, aunque aún se desconoce si estos cambios genéticos han incrementado o reducido los niveles de cada una de estas pautas de comportamiento.

“Este estudio supone un importante nexo de unión entre los estudios paleontológicos y los genéticos. Los modelos sobre evolución de la variabilidad morfológica y pautas de cambio fenotípico en el linaje de los neandertales obtienen un importante apoyo directamente de los datos genéticos”, concluye Rosas.



http://noticiasdelaciencia.com/not/10167/los_neandertales_tenian_menor_diversidad_genetica_que_los_humanos_actuales/

domingo, 20 de abril de 2014

Los primeros animales carnívoros que evolucionaron hacia una dieta herbívora

El análisis detallado de los restos fosilizados del esqueleto de un individuo joven de la especie Eocasea martini, que vivió hace unos 300 millones de años, y que medía menos de 20 centímetros de largo, revela cómo ciertos carnívoros iniciaron la primera transición evolutiva hacia herbívoros en tierra firme.

Descubiertos en Kansas, Estados Unidos, estos restos fósiles consisten en un cráneo parcial, la mayor parte de la columna vertebral, la pelvis y una pata trasera.

La aparición de los animales herbívoros fue un acontecimiento evolutivo revolucionario para la vida en tierra firme porque hizo que los vertebrados terrestres pudieran acceder directamente a los vastos recursos que proporcionaban las plantas terrestres. Estos herbívoros se convirtieron a su vez en una fuente principal de comida para grandes depredadores terrestres.

Comparando la anatomía ósea de animales relacionados, el paleontólogo Robert Reisz, de la Universidad de Toronto en Mississauga, Canadá, y su colega Jörg Fröbisch del Museo de Historia Natural de Berlín y la Universidad Humboldt en la misma ciudad alemana, descubrieron que el Eocasea martini perteneció a una rama del grupo que acabó evolucionando hasta dar lugar a los mamíferos modernos de la actualidad.


[Img #19396]El Eocasea vivió casi 80 millones de años antes de la era de los dinosaurios.

Otro hallazgo destacado de la investigación realizada por el grupo de Reisz y Fröbisch es que la alimentación herbívora, que implica la habilidad de digerir y procesar materia vegetal con un contenido alto de fibra, como hojas y brotes, se estableció no sólo en el linaje que incluye al Eocasea. Apareció de forma independiente en al menos cinco ocasiones, incluyendo dos veces en reptiles.

Sin embargo, aunque los cinco grupos desarrollaron de manera independiente la novedosa habilidad de vivir de las plantas, el grupo al que perteneció el Eocasea precedió a los reptiles en casi 30 millones de años. Esto muestra que la alimentación herbívora como estrategia de nutrición apareció primero en esos parientes lejanos de los mamíferos, en vez de en los reptiles antiguos, la rama que al final dio lugar a los dinosaurios, aves y reptiles modernos.



http://noticiasdelaciencia.com/not/10145/los_primeros_animales_carnivoros_que_evolucionaron_hacia_una_dieta_herbivora/

miércoles, 2 de abril de 2014

¿La mayor extinción masiva en la Tierra fue causada por microbios?

Unas arqueas productoras de metano pudieron ser las responsables de la mayor extinción masiva de la historia de la Tierra.

Los restos fósiles muestran que en algún momento de hace unos 252 millones de años, cerca del 90 por ciento de todas las especies de la Tierra resultaron aniquiladas. Ésta es, y con mucha diferencia, la mayor de las cinco extinciones masivas conocidas. Pero encontrar al culpable ha sido difícil y controvertido.

Ahora, un equipo de investigadores puede haber encontrado suficientes evidencias para señalar al culpable principal.

Los autores de la masacre, según los resultados de la investigación, no fueron asteroides, volcanes o incendios colosales de carbón, como se propuso en estudios anteriores, sino un tipo de microbios, más concretamente una clase de arquea productora de metano llamada Methanosarcina, la cual proliferó de manera colosal y en muy poco tiempo en los océanos, lanzando cantidades prodigiosas de metano a la atmósfera, y cambiando de manera dramática el clima y la química de los océanos.


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Daniel Rothman, profesor de geofísica en el MIT, junto a una parte de la Formación Xiakou en China. Su mano derecha descansa sobre la capa que marca el momento de la extinción masiva de finales del Pérmico. Muestras de esta formación proporcionaron evidencias de grandes cantidades de níquel que fueron arrojadas al medio ambiente por la actividad volcánica en aquel entonces, hace 252 millones de años.




Los volcanes no están totalmente descartados como culpables. Según este nuevo escenario, pudieron ser cómplices en la masacre. La razón para este súbito y explosivo crecimiento de los microbios, señalan las nuevas pistas, pudo ser su nueva habilidad de usar una rica fuente de carbono orgánico, y la entrada en escena de una súbita afluencia de un nutriente necesario para su crecimiento: el níquel, un elemento emitido por un vulcanismo masivo en la época adecuada.

La nueva explicación sobre las causas de la misteriosa extinción es obra del equipo de Daniel Rothman y Gregory Fournier, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos, así como otros científicos de este país y de China.



http://noticiasdelaciencia.com/not/9994/_la_mayor_extincion_masiva_en_la_tierra_fue_causada_por_microbios_/

sábado, 29 de marzo de 2014

Extraños animales gigantes de 520 millones de años atrás se alimentaban como la ballena azul

A principios del Periodo Cámbrico, unos enormes animales marinos usaban extraños apéndices faciales para filtrar comida flotante en el agua, según se ha deducido en un análisis de fósiles descubiertos en el norte de Groenlandia.

El nuevo estudio, dirigido desde la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, describe cómo la extraña especie, llamada Tamisiocaris borealis, utilizaba estos enormes y especializados apéndices para filtrar el plancton, de forma similar a como se alimentan hoy en día las ballenas modernas. Lo más llamativo es, sin embargo, que los Tamisiocaris datan de hace 520 millones de años, lo que demuestra la coincidencia de soluciones evolutivas para afrontar un mismo reto.

Los Tamisiocaris vivieron durante una etapa conocida como la "explosión cámbrica de vida", durante la cual aparecieron en términos de tiempo evolutivo de forma súbita todos los grupos principales de animales y ecosistemas complejos. Los Tamisiocaris pertenecen a un grupo de animales llamados anomalocarídidos, una familia de artrópodos primitivos que incluía a algunos de los mayores y más icónicos animales del período Cámbrico. Tenían grandes apéndices frente a sus bocas, que usaban probablemente para capturar presas de tamaño considerable, incluyendo trilobites.



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Sin embargo, los fósiles recientemente descubiertos muestran que esos depredadores también evolucionaron hasta convertirse en seres que se alimentaban de materia en suspensión, con sus apéndices de agarre convirtiéndose en un aparato de filtraje que podía ser movido como una red a través del agua, atrapando en el proceso pequeños crustáceos y otros organismos tan diminutos como de medio milímetro de tamaño.

Los fósiles de Tamisiocaris fueron descubiertos durante una serie de expediciones recientes dirigidas por David Harper, coautor del estudio y profesor en la Universidad de Durham, Reino Unido. Estas expediciones han permitido desenterrar un verdadero tesoro de nuevos fósiles en una de las zonas más remotas del planeta, y hay aún muchos nuevos animales fósiles esperando a ser analizados y descritos científicamente.

En el análisis también han trabajado Nicholas Longrich, de la Universidad de Bath en el Reino Unido, y Martin Stein, de la Universidad de Copenhague en Dinamarca.



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Los fósiles, útiles para analizar fenómenos cíclicos de hace millones de años


Una investigación realizada en la Universidad de Granada (España) ha demostrado que los fenómenos cíclicos que afectan al medio ambiente, como los cambios en el clima, en la dinámica atmósfera-océano e incluso las perturbaciones orbitales de los planetas, existen desde hace cientos de millones de años, y pueden ser estudiados mediante el análisis de fósiles.

Así lo atestiguan los datos paleontológicos analizados, que han permitido caracterizar cambios paleo-ambientales cíclicos de escala variable, con una duración que fluctúa desde menos de un día hasta millones de años.

Este trabajo, realizado por Francisco J. Rodríguez-Tovar, catedrático de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad de Granada, ha analizado cómo el registro fósil puede ser utilizado como una herramienta clave para caracterizar esos fenómenos cíclicos de diferente escala temporal.

Los resultados de esta investigación han sido publicados en la prestigiosa revista Annual Reviews of Earth and Planetary Sciences, la segunda revista en la categoría de Geosciences, Multidisciplinary en el ranking del Journal Citation Reports, tras Nature Geosciences, con un índice de impacto cercano a 9. Nunca antes ningún científico español había logrado publicar en ella.

Como apunta el Dr. Rodríguez-Tovar, se trata de fenómenos cíclicos de escala variable, desde menores al día a superiores al millón de años, con diferente manifestación en el registro fósil.




[Img #18943]Respecto de los que poseen una duración entre menos de un día y el año, “se trata de fenómenos de escala ecológica fundamentalmente asociados a variaciones mareales y solares, que quedaron registrados en los modelos de crecimiento de organismos como los bivalvos o corales. Así, encontramos evidencias de ellos en fósiles que datan del Paleozoico (hace más de 500 millones de años)”, apunta el investigador de la UGR.

En su artículo, el catedrático ha estudiado, asimismo, fenómenos cíclicos cuya duración osciló entre el año y los 10.000 años, como los asociados al fenómeno del Niño (fenómeno climático cíclico que provoca el calentamiento de las aguas sudamericanas), los conocidos como ciclos Dansgaard-Oeschger o los eventos Heinrich. Estos últimos tuvieron lugar durante el último período glacial, y determinaron variaciones en la abundancia, distribución y diversidad de poblaciones y especies marinas y terrestres.

También ha analizado fenómenos cíclicos entre los 10.000 años y el millón de años, fundamentalmente asociados a cambios climáticos determinados por variaciones orbitales (ciclos de Milankovitch), que son registrados en los patrones evolutivos de determinadas especies, dando lugar incluso a su extinción.

Por último, el investigador ha estudiado cambios cíclicos con una duración superior al millón de años, acaecidos a lo largo del Fanerozoico, cuya interpretación está asociada a fenómenos extraterrestres (impactos meteoríticos, como el ocurrido durante el límite Cretácico/Terciario, hace unos 65 millones de años) o terrestres (como el vulcanismo de gran escala).



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domingo, 16 de marzo de 2014

Nueva especie de tiranosaurio en Alaska

Unos restos fósiles de 70 millones de años de antigüedad encontrados en sedimentos del periodo Cretáceo Tardío de Alaska han sido identificados como pertenecientes a una especie de tiranosaurio hasta ahora desconocida.

Los tiranosaurios, de entre los cuales el más famoso es el Tiranosaurio rex, han sido muy estudiados por la paleontología. Sin embargo, gran parte de lo que se sabe de ellos procede de los fósiles de latitudes bajas y medias de Norteamérica y Asia.

El equipo de Anthony Fiorillo y Ronald S. Tykoski, ambos del Museo Perot de Naturaleza y Ciencia, en Texas, analizó los restos de cráneo y mandíbula descubiertos en una formación geológica situada en el norte de Alaska, determinando que pertenecieron a un nuevo y pequeño tiranosaurio.

Según los resultados de los análisis, los huesos del cráneo revelan que pertenecieron a un individuo de una nueva especie, a la que se le ha dado el nombre de Nanuqsaurus hoglundi. Esta bestia presenta un estrecho parentesco evolutivo no sólo con los tiranosaurios sino también con los tarbosaurios.

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Se estima que el nuevo dinosaurio era relativamente pequeño, teniendo un cráneo adulto una longitud estimada de aproximadamente 63 centímetros (25 pulgadas), bastante inferior a la de unos 152 centímetros (60 pulgadas) del T. rex. La nueva especie vivió probablemente en un entorno continental de latitud alta, con estaciones extremas, en el borde más norteño de la Norteamérica del Cretácico.

Los autores del estudio sugieren que el hecho de que el N. hoglundi tuviera un menor tamaño corporal que los de la mayoría de los tiranosáuridos de las latitudes más bajas puede reflejar una adaptación a la variabilidad en los recursos a través de las estaciones árticas. La diversificación pudo incrementarse a consecuencia del aislamiento parcial de los dinosaurios en el norte debido a barreras terrestres, como por ejemplo una cordillera.



http://noticiasdelaciencia.com/not/9832/nueva_especie_de_tiranosaurio_en_alaska/

Tras los pasos del gigante

¿Cómo pudieron estos animales desplazar sus cuerpos pese a su gran tamaño? Ésta es la pregunta que intentó responder un grupo de científicos de diferentes países, entre los que se encontraba Rodolfo Coria, investigador independiente del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Paleobiología y Geología (IIPByG,UNRN), en Argentina.

Desde hace aproximadamente cien años se realizan reconstrucciones gráficas en temas paleontológicos, con la salvedad de que hasta hace poco tiempo se hacían a partir de concepciones brindadas por artistas, escultores y animadores gráficos alimentadas por el asesoramiento de paleontólogos. Pero ahora la propuesta es dejar de servirse sólo de la imaginación y poder recrearlos a partir de datos empíricos.

Es así que los informáticos se unieron a los paleontólogos para generar un modelo que responda a información real y que por tanto pueda confirmar o descartar los intentos llevados a cabo hasta el momento.

“La idea de nuestro proyecto era poner a prueba un programa diseñado por William Irvin Seller, que es el autor original del trabajo. Este software usa modelos digitales obtenidos a partir de restos óseos del esqueleto del Argentinosaurus e incluye información sobre los ángulos de las articulaciones, las relaciones y las distancias entre ellas y los demás huesos. El programa procesa esta información, la elabora a partir de un algoritmo matemático y propone un modelo digital del dinosaurio moviéndose”, dice Coria.



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El Argentinosaurus – cuyo esqueleto se encuentra en el Museo Carmen Funes en Plaza Huincul, en Neuquén -, fue escaneado con una técnica de modelado y simulación que implicó la potencia equivalente a 30 mil computadoras domésticas. “Hemos recreado su capacidad de locomoción, probando por primera vez que era capaz de caminar lento, pero seguro” explica Seller.

Según Coria la investigación determinó que la mecánica de locomoción del dinosaurio cretácico es muy similar a la que tienen los elefantes, además de establecer una velocidad de traslación promedio de aproximadamente 6 kms/h o, en otras palabras, 2 mtrs/seg. “Esta velocidad es similar al paso semi rápido del hombre. Cuando una persona sale a caminar por el parque por lo general lo hace a 5kms/h”, comenta Coria.


Por otra parte los investigadores aseguran que si bien el dinosaurio tenía la capacidad de caminar y desplazarse, estaba limitado en su capacidad locomotora lo que le generó serios problemas para desarrollar otras actividades, tales como las reacciones rápidas en intentos de fuga, giros corporales repentinos, o sostener una postura bípeda por no más de unos pocos segundos.

“Nuestro sistema de aprendizaje automático funciona sólo a partir de la información que tenemos sobre los dinosaurios y predice los mejores posibles patrones de movimiento”, explica Sellers.

Ambos científicos concuerdan en que este tipo de investigación es importante para comprender más sobre los sistemas musculoesqueléticos y también para el desarrollo de la tecnología robótica.



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