Un antepasado del ser humano actual, el Paranthropus boisei, conocido como el ‘hombre cascanueces’ por sus dientes grandes y planos, tenía una dieta basada en tubérculos como la chufa, la misma planta herbácea de la que se obtiene la horchata valenciana. Así lo asegura un estudio de la Universidad de Oxford tras haber analizado los restos fósiles de una dentadura de este homínido extinto y compararlos con la alimentación de los monos babuinos contemporáneos.
El trabajo, publicado en la revista Plos One, indica que el hombre cascanueces, que vivió en el este de África hace entre 1,5 y 2,5 millones de años, se alimentaba en gran medida de bulbos de chufa, un tubérculo común en esa región del continente muy rico en almidón, y que completaba su dieta con pequeños insectos y gusanos.
Los bulbos de chufa son muy abundantes en el este de África, por lo que era muy fácil que el homínido pudiera acceder al alimento. “El Paranthropus boisei podía obtener suficientes calorías y proteínas en periodos de entre dos a cinco horas”, señala Macho.
Los investigadores concluyen que la alimentación del hombre cascanueces es similar a la que mantienen actualmente algunos primates. “La dieta es esencialmente la misma que la de los monos babuinos, basada preferentemente en bulbos de chufa de la especie Cyperus esculentus”, indica Macho.
Para comprobarlo, los científicos utilizaron datos sobre la dieta de los babuinos del Parque Nacional de Amboseli en Kenia, un entorno similar al que habitó el hombre cascanueces. Macho observó el proceso de selección que los babuinos llevaban a cabo intuitivamente para escoger los alimentos de acuerdo a sus necesidades.
Con los datos de investigaciones anteriores, Macho asegura que la dentadura del Paranthropus boisei tienen un desgaste similar al de los dientes de los babuinos, causado por el almidón de estos tubérculos, lo que demuestra un patrón de consumo semejante. “Estos bulbos de chufa tienen propiedades físicoquímicas específicas que explican la peculiar morfología dental del hombre cascanueces”, subraya Macho.
Para digerir las chufas y permitir que las enzimas de la saliva descompusieran los almidones de estos tubérculos, los homínidos tendrían que masticar el alimento durante mucho tiempo. El proceso aumentaba la presión sobre las mandíbulas y los dientes, lo que explica la forma craneal de este homínido, según los investigadores.
Estudios anteriores sugerían que la dentadura de este homínido estaba preparada para la ingestión de alimentos duros, como nueces, pero nuevos hallazgos señalaron que la morfología de los dientes parecía mejor diseñada para triturar alimentos blandos.
Una reciente investigación afirmaba que el Paranthropus boisei comía pastos y juncos, aunque existen dudas sobre si estos vegetales, ricos en fibra, serían de una calidad suficiente para un homínido de tamaño mediano y cerebro grande como el cascanueces.
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