Los resultados de un minucioso análisis de ADN sobre los restos óseos de un muchacho, a los que se les calculan unos 24.000 años de antigüedad, han causado una honda sorpresa en la comunidad arqueológica y obligarán a reescribir páginas de la historia sobre los primeros pobladores del continente americano.
Los resultados del citado estudio de ADN indican que casi el 30 por ciento de la ascendencia del nativo americano moderno típico proviene del mismo acervo genético presente en este joven, lo que sugiere que los primeros americanos vinieron bastante directamente de Siberia, según los autores de este estudio.
Kelly Graf, profesora en el Centro para el Estudio de los Primeros Americanos y el Departamento de Antropología de la Universidad A&M de Texas, en College Station, Estados Unidos, forma parte del equipo internacional que ha realizado esta reveladora investigación. El equipo lo encabezan Eske Willerslev y Maanasa Raghaven, del Centro de Geogenética en la Universidad de Copenhague, Dinamarca, y está compuesto por investigadores de las universidades estadounidenses de California en Berkeley y de Chicago, así como de instituciones de Suecia, Rusia y Reino Unido.
Graf y Willerslev concibieron el proyecto y viajaron al Museo Estatal del Hermitage en San Petersburgo, Rusia, donde los restos están almacenados, para recoger muestras de ADN antiguo. El esqueleto fue descubierto a finales de la década de 1920 cerca del pueblo de Mal'ta en el sector centro-sur de Siberia, pero hasta este nuevo análisis de ADN el sexo del esqueleto era desconocido.
Ahora se puede afirmar con certeza que este individuo era de sexo masculino.
Graf ayudó a extraer ADN del brazo del chico y, tal como ella confiesa, los resultados sorprendieron a todo el equipo de investigación. Dichos resultados demuestran que este joven tiene vínculos genéticos estrechos con los actuales nativos americanos y algunos eurasiáticos occidentales, específicamente con los de algunos grupos que viven en el centro y el sur de Asia, así como en algunas partes de Europa. Asimismo, el misterioso muchacho tiene vínculos genéticos cercanos con otras poblaciones eurasiáticas occidentales de la edad del hielo que vivieron en la Rusia europea, la República Checa e incluso Alemania. Graf y sus colegas creen que estas personas de la era glacial se desplazaban a grandes distancias y eran capaces de establecer y mantener un acervo genético que se extendía desde el centro de Siberia hasta el centro de Europa.
El hecho de que la comunidad de la que formó parte el chico de Mal'ta estuviera formada por individuos que fueron antepasados de los nativos americanos explica por qué algunos de los más antiguos esqueletos de nativos americanos fueron interpretados como más propios de personas europeas en algunos de sus rasgos.
El nuevo estudio parece demostrar que los antepasados de los nativos americanos emigraron al continente americano desde Siberia y no directamente desde Europa como algunos científicos sugirieron no hace mucho tiempo.
El análisis minucioso del ADN del chico de Mal'ta ha permitido obtener el que se considera como el genoma completo más antiguo secuenciado hasta la fecha de un humano.
Cerca de los restos del muchacho, se encontraron en su día herramientas de sílex, un collar con cuentas y lo que parecen ser unos colgantes o enseres decorativos similares, todo ello aparentemente colocado en la sepultura como un ajuar funerario.
El descubrimiento del parentesco descrito plantea nuevas preguntas sobre la cronología de la llegada de humanos a Alaska, y finalmente a América del Norte, un tema muy debatido en los estudios sobre los primeros americanos.
http://noticiasdelaciencia.com/not/9020/mas_pruebas_de_que_los_primeros_pobladores_de_america_llegaron_de_siberia/
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