miércoles, 18 de septiembre de 2013
La nutrición durante el embarazo y los primeros años de vida determina el desarrollo cognitivo y el comportamiento de los niños
La frase "somos lo que comemos" cobra especial interés cuando nos referimos al rendimiento académico en los niños, tal y como se está demostrando en estudios científicos sobre nutrición prenatal y programas de salud en etapas tempranas de la vida y a largo plazo, así como sobre el bienestar, el desarrollo cerebral y el rendimiento mental; y que ciertos nutrientes son importantes para estos procesos.
Existen evidencias de que la nutrición temprana puede influir en el posterior rendimiento mental, desarrollo cognitivo y el comportamiento. La idea de que la dieta de la madre durante la gestación, en los lactantes y niños podría afectar al rendimiento mental a largo plazo tiene importantes implicaciones en la práctica de la salud pública, el desarrollo de políticas, el progreso económico y la creación de riqueza.
NUTRIMENTHE es un proyecto europeo de cinco años de duración que incorpora una amplia gama de disciplinas científicas y reúne organizaciones internacionales, con el objetivo de investigar el efecto de la dieta sobre el rendimiento mental de los niños. Más de 17.000 madres y 18.000 niños están participando en diferentes estudios epidemiológicos (estudios de población), de intervención y nutricionales, llevados a cabo por distintos centros de investigación europeos.
El Proyecto Europeo NUTRIMENTHE se está llevando a cabo desde 2008 y ha involucrado a miles de familias europeas y a sus hijos. Los investigadores han analizado el efecto que ejercen a largo plazo la ingesta de proteínas, ácidos grasos omega-3, vitaminas como las B o el ácido fólico, micronutrientes como el hierro o el yodo y la leche materna sobre desarrollo cognitivo, emocional y conductual de los niños desde antes del nacimiento y hasta los 9.5 años. También se pretende establecer recomendaciones dietéticas para la población europea en relación a determinados nutrientes, especialmente ácidos grasos omega-3, ácido fólico y yodo. Por otro lado, el proyecto tiene como objetivo mejorar la información que llega al público y consumidores, especialmente a padres, maestros y a la industria, favoreciendo el desarrollo de recomendaciones saludables acerca de cómo la dieta influye en el desarrollo cognitivo y en el comportamiento en los niños.
Los estudios han demostrado que la ingesta de ácido fólico, recomendada en Europa durante los tres primeros meses de embarazo, puede reducir la probabilidad de desarrollar problemas de comportamiento durante la niñez.
Igualmente, se ha comprobado que comer pescado también es beneficioso, no solo por los ácidos grasos omega-3 que sirven de cimiento para las células cerebrales, sino también por su contenido en yodo, que ha demostrado tener un efecto positivo sobre la habilidad para la lectura en los niños evaluados a los nueve años de edad.
Como explica la profesora de la U. de Granada Cristina Campoy, quien ha dirigido el proyecto, "estudios a corto plazo parecen incapaces de detectar la influencia real de la nutrición en los primeros años de vida", por lo que es necesario más estudios a largo plazo. “NUTRIMENTHE basa su éxito en el seguimiento de los niños involucrados en los diferentes estudios durante muchos años, ya que el cerebro necesita mucho tiempo para madurar, y las deficiencias tempranas puede tener efectos de largo alcance. "La nutrición temprana se destaca como la más importante”.
Existen otros factores que pueden afectar al desarrollo mental de los niños, como la edad de los padres o su nivel educativo y socio-económico, y también, como se ha demostrado en el Proyecto NUTRIMENTHE, la base genética de la madre e hijo; polimorfismos genéticos y cambios epigenéticos producidos durante la gestación en relación con la ingesta de alimentos y el estado nutricional de la embarazada, puede influir en cómo se metabolizan ciertos nutrientes y son transferidos durante el embarazo hacia el feto y a través de la lactancia hacia el bebé, y así afectar positiva o negativamente el desarrollo cognitivo y de la conducta de los niños.
Asesorar a los padres, explica Cristina Campoy, es fundamental para promover la importancia de tener una buena nutrición durante el embarazo y en los primeros años de vida del niño, incluyendo la lactancia materna, si es posible, ya que puede tener un efecto positivo en la salud mental y el rendimiento académico durante la infancia. Continua explicando que, sin embargo, en el caso de la genética, los estudios futuros deben incluir una investigación más profunda sobre la variación genética en las madres y los niños, a fin de que se pueda hacer un asesoramiento óptimo e individualizado. Esta área apasionante de investigación emergente plantea todo un reto para la comunidad científica.
El conocimiento obtenido a través del Proyecto Europeo NUTRIMENTHE contribuirá a crear una base científica sólida para establecer las recomendaciones para mujeres embarazadas y niños con el objetivo de mejorar su rendimiento mental y prevenir los trastornos del comportamiento.
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