La dislexia es un trastorno común que hace difícil aprender a leer. Generalmente, a la persona que la padece se le diagnostica la enfermedad alrededor de los siete u ocho años de edad.
Sin embargo, los resultados de un nuevo estudio podrían ayudar a identificar a esos niños incluso antes de que comiencen a leer, para que puedan recibir ayuda adicional con antelación.
El estudio, realizado por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, y el Hospital Pediátrico de Boston, ambas instituciones en Estados Unidos, ha desvelado una correlación entre un nivel pobre de habilidades de prelectura en preescolar y el tamaño de una estructura cerebral que conecta dos áreas dedicadas al procesamiento del lenguaje.
Estudios anteriores habían mostrado que esta estructura, conocida como el fascículo arqueado, es más pequeña y está menos organizada en adultos con habilidades de lectura pobres que en adultos que pueden leer normalmente.
En la nueva investigación, cuando el equipo de John Gabrieli, Nadine Gaab, Zeynep Saygin y Elizabeth Norton comparó los escaneos cerebrales y los resultados de varios tipos diferentes de pruebas de prelectura, confirmó una correlación entre el tamaño y la organización del fascículo arqueado y la eficiencia en pruebas de la capacidad para identificar y manipular los sonidos del lenguaje.
Esta habilidad se puede medir comprobando cuán bien los niños pueden separar los sonidos, identificándolos de forma aislada, y reorganizándolos para conformar nuevas palabras. Ya se había asociado un buen dominio de esta capacidad con la facilidad para aprender a leer.
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